Con la llegada del curso académico en el cual será implantada una nueva fase de las reválidas previstas en la LOMCE, la comunidad educativa ha empezado a articular la respuesta ante estos ataques.
Hoy, las convocatorias de huelga y movilizaciones se suceden a lo largo del todo el estado. Las jóvenes comunistas nos estamos movilizando en nuestros centros de estudios, institutos y universidades, y saludamos con entusiasmo y optimismo esta reactivización de la movilización.
Ante la perspectiva de continuidad de las políticas educativas neoliberales, que va a ser reforzada con la formación de un gobierno del Partido Popular, se hace necesario retomar de nuevo la tensión en el seno del movimiento educativo.
Sin embargo, consideramos que el ciclo de lucha contra la LOMCE, cuyo fuelle se perdió tras la aprobación de la misma a finales de 2013, nos ha dejado lecciones importantes que debemos tener en cuenta a la hora de hacer frente a nuevos ataques.
En primer lugar, creemos necesario señalar la necesidad de dotarnos, como movimiento estudiantil y educativo, de un Programa contrapuesto al modelo educativo actual. La lucha contra la LOMCE se construyó fundamentalmente de manera negativa, lo cual causó que cuando las posibilidades de retirada de la ley se desvanecieron el pulso se perdió estrepitosamente. Es por ello que nos reafirmamos en la necesidad de construir una alternativa en positivo, discutida ampliamente con toda la sociedad civil y con las organizaciones más representativas de la misma. Hoy en día, no podemos conformarnos únicamente con la consigna de “No a las reválidas”, por acertada que esta sea, en tanto que estaremos cometiendo la misma clase de error que tres años atrás. Aprovechemos estas jornadas que vienen para comenzar a fijar estos puntos mínimos y de consenso en torno a los cuales cohesionarnos.
En segundo lugar, precisamos de una mayor y mejor organización de nuestro movimiento. En la fase actual en la que nos encontramos, observamos la existencia de multitud de asociaciones estudiantiles a lo largo y ancho del Estado. Sin embargo, la ausencia de una organización capaz de coordinar y socializar tal capital político supone una desventaja a la hora de dar la batalla. La amenaza de nuevos ataques contra nuestra educación debe hacernos reflexionar a todos los actores del movimiento estudiantil. Necesitamos profundizar en la coordinación de la infinidad de espacios existentes, avanzar hacia la construcción de un espacio amplio, democrático y sobre todo con la potencia suficiente como para poder hacer frente a lo que se viene.
Las jóvenes comunistas llamamos a utilizar estas jornadas de lucha como espacios en los que abrir el debate sobre esta cuestión, desde los institutos y facultades a los niveles de dirección del movimiento. Sin una alternativa programática, carecemos de objetivos. Pero sin una herramienta capaz de imponer en la práctica tal alternativa, los objetivos marcados no pasarán de ser meras consignas enunciadas en uno u otro documento. En nuestra opinión, es tiempo de continuar la lucha y a la vez de dar avances en lo organizativo. De salir a la batalla y a la vez perfeccionar las trincheras de las que disponemos, siendo tareas compatibles.
Es por ello que todas y cada una de las jóvenes comunistas salimos hoy a las calles. Planteamos y plantearemos, como hacemos día a día, con franqueza y honestidad nuestras posturas, pero sobre todo continuamos dando lo mejor de nosotras mismas para llevar al éxito las reivindicaciones del movimiento estudiantil y educativo.
Desde los institutos y las facultades seguiremos construyendo el futuro republicano, democrático y socialista al que aspiramos.