Desde hace años, en España se han conformado organizaciones de base integradas por jóvenes unidas en la lucha contra las casas de apuestas y contra el negocio del juego online. Este movimiento de jóvenes organizado, junto al movimiento vecinal y las asociaciones y organizaciones que trabajan por la rehabilitación de la ludopatía, son los que han conseguido problematizar y poner en agenda estatal el problema del negocio del juego, el lucro de las empresas y la imposibilidad de generar otro tipo de ocio juvenil alternativo en el marco del sistema actual. Gracias a su papel se han conseguido estas primeras medidas.
Tras la publicación de los principales ejes que contiene el Real Decreto aprobado por el nuevo Gobierno de coalición, se hace evidente que queda aún mucho camino por recorrer: si bien las medidas encaminadas a restringir la publicidad de las casas de apuestas y el juego online son pasos necesarios y, por primera vez puestos en marcha en la legislación española, aun siendo las más restrictivas de Europa, no cumplen las expectativas de las asambleas populares que han trabajado todo este tiempo contra el auge de casas de apuestas. Por ello, es urgente que se prohíba la publicidad en su totalidad. Es evidente que esta medida será a costa de los beneficios de las empresas, ya que la salud pública debe estar por encima de cualquier beneficio privado. No nos podemos conformar con gestionar y restringir la publicidad, necesitamos dar pasos sólidos hacia la abolición del negocio del juego.
Tampoco podemos olvidar que los salones de juego presenciales son competencia de los gobiernos autonómicos y municipales por lo que todos los esfuerzos que pongamos para el cierre de estos deben repercutir sobre quienes todavía incumplen sistemáticamente, para el beneficio de los empresarios, las escasas leyes y ordenanzas.
Para ello, es indispensable volver la vista hacia el trabajo de base, la organización popular y las propuestas políticas emanadas de las asambleas que se están organizando en cada barrio del país contra esta lacra. El diálogo social debe ser con las asambleas, no con las empresas que se lucran a costa de la ludopatía. No podemos negociar con quien genera sus beneficios a costa de cronificar la miseria en los barrios populares.
Para abolir el juego y las casas de apuestas no solo es necesaria su prohibición, si no un impulso a las experiencias de ocio digno y popular de la juventud. No podremos erradicar la lacra de las casas de apuestas sin erradicar las causas que lo hacen posible. Por eso, atacar a la publicidad y a los horarios es necesario pero no suficiente.
¡Fuera casas de apuestas de nuestros barrios!