El pasado 15 de marzo se producía el surgimiento de una jornada de movilización mundial, con repercusión a lo largo de todo el Estado, ante los continuos ataques del sistema productivo a un ya maltrecho marco ambiental. Jóvenes estudiantes salían a la calle a decir basta ante la crisis ecológica que ya vivimos, producto de un sistema voraz que esquilma, destruye y contamina cada rincón del planeta.
Diferentes posturas se han dado en torno al problema. Han despuntando en algunas ocasiones aquellas que abogan por una reformulación productiva, por un paquete de medidas salvadoras basadas en “parches” al capitalismo (impuestos verdes, movilidad eléctrica, reducción de emisiones, tasas impositivas, etc.). Todo ello fundado en la supervivencia del actual status quo, sin llegar al fondo de la cuestión. Posturas, por otra parte, apoyadas por gobiernos y partidos con lazos con las empresas energéticas, sin un plan a largo plazo, centrados en mantener una escala de crecimiento que sigue siendo incompatible con los supuestos fines esgrimidos.
Frente a todo ello, el análisis es claro: sólo a través de un cambio productivo y de la planificación lógica, fuera de todo desorden anárquico del mercado, tiene cabida un modelo de desarrollo económico que no suponga una afrenta para nuestra supervivencia como especie. Al fin y al cabo, debemos poner el énfasis en que es la contradicción capital-medio la que subyace a toda problemática ambiental. La nueva mentira del “capitalismo verde” no es sino un lavado de cara sin propuesta plausible impulsado, de hecho, por aquellos agentes políticos que apuestan por la vía de la reforma como método para salvaguardar los intereses de los grandes poderes económicos.
En consecuencia, en el Movimiento ecologista nos jugamos mucho, pues hemos visto cómo este ha sido capaz de aglutinar a miles de jóvenes en torno a una preocupación común: la supervivencia del planeta. Las estudiantes somos conscientes de nuestra responsabilidad, pues hemos sido nosotras las que hemos conseguido dinamizar todas estas movilizaciones por el clima. Sin embargo, y precisamente por saber la dimensión y la importancia de esta lucha, debemos saber dirigirla en el sentido correcto y hacia las razones estructurales de la degradación del medio ambiente.
Por todo ello, desde la Juventud Comunista apoyamos y hacemos un llamamiento a las estudiantes secundar las movilizaciones del 24 de mayo. El objetivo no debe ser un replanteamiento de las medidas económicas dentro de la tesitura actual, sino la reclamación de una transformación ostensible del modelo económico y político, que nos permita por un lado anticipar y controlar nuestro impacto en el medio, y por otro implantar los avances tecnológicos y cambios apoyados en ellos sin trabas de empresas e intereses que nos permitan un desarrollo uniforme y racional. Así mismo, llamamos a que el verano no frene este nuevo eje movilizador de la juventud y lucharemos porque el curso que viene las estudiantes y las jóvenes del país vuelvan a abarrotar las calles para dejar claro que no estamos dispuestas a que el capital destruya nuestro entorno y nuestras vidas.
Contra su dominio y su barbarie climática:
¡SOCIALISMO!