Durante la tarde de ayer pudimos comprobar como las calles de todo el país se llenaban de solidaridad, rabia e impotencia ante la detención de Pablo Hasel, evidenciando que la clase obrera estamos en contra de cualquier tipo de represión. Como no podía ser de otra manera: cada vez que salimos a la calle para plantar cara al Régimen, este no duda en usar sus armas y reprimir a los movimientos organizados.
Las cargas por parte de la policía vistas al final de algunas de las movilizaciones convocadas esconden detrás dos claras intenciones: dejar claro que ellos tienen vía libre para utilizar la violencia con total impunidad y conseguir que los medios de comunicación, y demás personalidades, tengan material para criminalizar una protesta y distorsionar la realidad a su antojo. Mientras de un lado se intenta vender la imagen de «radicales violentos» que acuden a las movilizaciones para generar disturbios, del otro se da una imagen completamente aséptica de los antidisturbios bajo la justificación de que están haciendo su trabajo.
Muchas son las voces que han salido apoyando la protesta, pero condenando la violencia en la que ha derivado apelando a que con esas formas se pierde la razón y se desvirtúa la intención de la movilización. No podemos dejarnos convencer por estos discursos que desde una posición de comodidad, pretenden que la clase obrera contemple el pacto como única vía de mejora de nuestras condiciones de vida. Mientras somos nosotras las que sufrimos en nuestras carnes las consecuencias más crueles y violentas de este sistema como son los desahucios, la pobreza, la falta de expectativas, el vivir al día con lo justo, la incertidumbre y la desazón que se siente al no poder realizarnos, encima tienen el valor de exigirnos que no saquemos la rabia y la combatividad.
Pero esa lucha no puede ser una lucha vacía, si salimos a las calles, si damos lo mejor de cada una de nosotras en las movilizaciones es porque tenemos objetivos que cumplir, porque no nos conformamos con enfrentarnos al Régimen, sino que peleamos por construir una alternativa. Así reivindicamos la amnistía entendida como un proceso político donde es necesario la derogación de las leyes represivas dirigidas a acallar las legítimas expresiones de libertades y derechos. La libertad de las presas políticas y el amplio indulto de las presas sociales pues entendemos que esta represión es una cuestión de clase. La disolución de la Audiencia Nacional por tratarse de un Tribunal de excepción, heredero del Tribunal de Orden Público franquista, que no obedece a una necesidad mayor que la de ser el Tribunal central de la represión estatal.
La Juventud Comunista tenemos claro cómo se han arrancado los derechos a los explotadores y cómo se han conseguido las transformaciones sociales que nos han hecho avanzar. En el día de hoy queremos reivindicar que somos orgullosas herederas de esa lucha y dejar claro que, como siempre ha sido seña de los comunistas, nos tendrán enfrente peleando por conquistar nuestra emancipación. Seguiremos respondiendo de una forma contundente a todas las agresiones que sufrimos en nuestro día a día, de una forma decidida y sin miedo pues no nos queda nada que perder, pero tenemos un mundo por ganar.